Esta es tu última noticia por ver este mes
Suscríbete gratis durante 1 mes y descubre nuevos contenidos
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Te quedan noticias por ver en este mes
Te queda 1 noticia por ver en este mes
Suscríbete gratis durante 1 mes y descubre nuevos contenidos
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Última edición. Jurado y equipos participantes en la final de 1971, Azkenak (Zumarraga) y los Ezquerra (Zaldibia).
La localidad, emulando un programa de éxito televisivo, vivió de 1966 a 1971 una etapa cultural más que destacada, todo un acontecimiento social, que tuvo una gran repercusión en la provincia y que en la villa se siguió con máximo interés e intensidad. Días e iniciativa que Patxi Garmendia 'Mendigar' se ha encargado de recuperar en un amplio artículo que ha publicado en este último número de la revista Santa Ana.
Tocaba aprovechar las vacaciones estivales para contactar con el historiador y rememorar el acontecer de aquellos años. «Uno de los motivos que me animó a escribir este artículo –apunta– fue el interés por rescatar del olvido una loable empresa cultural que un grupo de ordizianos tuvo la energía y voluntad de poner en marcha hace nada menos que 56 años, y de la misma manera revivir los recuerdos de todos aquellos jóvenes que con una ilusión sin límites demostraron su implicación y su alto nivel cultural, a quienes en mi trabajo me refiero respetando la grafía de la época».
Un episodio que vivieron y recordarán quienes tengan más de 60 años, reflejo del programa televisivo 'Cesta y puntos' estrenado en 1965 en TVE de la mano del presentador Daniel Vindel y su mujer Aurora López Clemente, dirigido a los alumnos de Bachillerato, que se emitía los sábados a la tarde por TVE 1. Un exitoso torneo juvenil sobre conocimientos de cultura general, que permaneció seis años en antena, cuya mecánica de funcionamiento se basaba, en buena medida, en las reglas del baloncesto.
«Probablemente inspirado en ese programa –enfatiza Mendigar–, el maestro local Juan López pensó en organizar en Ordizia un concurso cultural por equipos. Al principio nadie le tomó en serio, pero fue tal su insistencia y vehemencia en la defensa de su idea, que el Ayuntamiento y otras entidades ordizianas se interesaron al respecto. El mayor escollo era el problema económico que fue en parte paliado por la Caja de Ahorros Provincial gracias a la implicación, en el proyecto, de José Francisco Garmendia. Corría el año 1966».
De salida, el trabajo de preparación resultó inmenso. Había que elaborar un reglamento, redactar las preguntas, buscar locales amplios y adecuados para el desarrollo de la competición, publicitar el evento para animar a los colegios y jóvenes a participar, etc.
Las preguntas que se formulaban podían ser de tres tipos: un primer bloque sobre un personaje de renombre internacional; un segundo, de cultura general y técnica (matemáticas, física y química, literatura, geografía, historia, religión, latín, tecnología, mecánica, etc.); y en tercer lugar, si alguna de esas preguntas no fuera contestada, o no lo fuera correctamente, por ninguno de los equipos actuantes, entraban en juego unas preguntas de recuperación que constituirán el tercer tipo, referidas a materias como música, deportes, actualidad, cine o teatro.
El jurado estaba compuesto por una amplia representación de miembros del Ayuntamiento, de los centros escolares, de la asociación de Padres de Familia, de la Caja de Ahorros Provincial, etc. Juan López, verdadero promotor y organizador de esta competición, ejercía de presentador y secretario general del concurso. La labor de cronometraje y anotación estaba en manos de Faustino Echevarrieta y Fernando Lecuona, reputados jueces-árbitros de ciclismo.
Actuaron como secretarias del jurado Mari Tere Eceiza, Maria Asunción Garmendia, las hermanas Izaskun y Belén Balerdi, María Rosario Múgica, Gloria Fernández Retana, María Dolores Garmendia y Trini Sanz. Los relojes para el cronometraje fueron cedidos por la Relojería Hidalgo, y el equipo de altavoces y micrófonos corrió a cargo de Suquia Electricidad.
En diciembre de 1966 se celebró la primera edición en la que participaron 17 equipos, 102 jóvenes adolescentes ilusionados en demostrar su valía en esta novedosa competición. Las eliminatorias tuvieron lugar en el salón de plenos, y las semifinales y la final, los domingos 11 y 18, en el Teatro-Cine Etxezarreta. Finalísima a la que accedieron La Salle y Okerrenak, imponiéndose los segundos.
«Cabe significar –rememora Patxi Garmendia– que el Herri Antzokia registró una masiva presencia de público, la mayoría estudiantes y que además de otros premios, los equipos se llevaron importantes asignaciones económicas: el vencedor 6.000 pesetas, el subcampeón 4.200, el tercero y el cuarto 2.400, el quinto y el sexto 600, y el séptimo, octavo y noveno 400 pesetas. Todo ello sin perder de vista que el salario mínimo interprofesional de 1971 era de 130 pesetas mensuales».
En 1967 no se celebró el concurso al considerar el Ayuntamiento que lo que procedía era hacerlo al año siguiente; 1968, anualidad de grandes fastos conmemorativos; 700 aniversario de la fundación de la villa y 400 aniversario de la muerte de Urdaneta.
Edición a partir de la cual, a la vista del éxito obtenido, el concurso pasó a ser de carácter comarcal; Goierri y Alto Urola.
La cuarta edición, la que tuvo lugar en 1970, anotó todo un récord de participación con 34 equipos en liza, y a la postre, en la que sería la última, en la de 1971, un total de 23 (vencieron los Ezquerra, de Zaldibia). Edición en la que afloraron razones ajenas al concurso.
La historia fue bonita mientras duró, concluye Patxi Garmendia. «Daba la impresión de que el modelo de concurso se había agotado y no daba más de sí. Es de suponer que la organización valoraría lo ocurrido en la última edición y que sopesó si merecía la pena seguir realizando semejante esfuerzo organizativo. Con todo, es de resaltar la admirable capacidad e implicación de un pueblo del tamaño de Ordizia, a la hora de poner en marcha y llevar a buen puerto, durante cinco años, un evento cultural de las dimensiones y complicaciones organizativas como el que hemos referido. Concurso que alcanzó, valga insistir, una enorme repercusión en Guipúzcoa y que incluso acaparó portadas en la prensa de la época. Sin duda, una experiencia para recordar».